Una “fobia” es un miedo irracional que se siente ante
ciertos objetos o situaciones. Para el esoterismo, las fobias provienen de
traumas experimentados en vidas pasadas; mientras que, para la Psicología, son
un trastorno emocional caracterizado por un miedo intenso y desproporcionado
ante situaciones u objetos concretos (lugares cerrados o abiertos, arañas,
serpientes).
En un sentido más general, consideramos fóbicas a aquellas
personas acosadas por un sentimiento de rechazo hacia algo que afecta
negativamente el desarrollo de su vida cotidiana. ¿Cómo superar la
claustrofobia, la agorafobia (pánico a los espacios abiertos), el miedo a
ciertos animales y todos esos temores que padecemos, aunque no sepamos de dónde
provienen? Los métodos antifobias que les presentamos se basan en la idea de
que, más allá de las diferencias, todas las fobias tienen en común una misma
actitud mental como base.
Aquí, varias técnicas psicológicas y esotéricas para vencer
ese sentimiento de negación, que subyace a la sensación de pánico y angustia
que nos provocan las fobias.
LA PRIMERA SOLUCIÓN: EL CONTROL DE LA ANSIEDAD
Los miedos fóbicos son consecuencia de los pensamientos
ansiógenos que elaboramos, por ejemplo, al exagerar las posibilidades y las
consecuencias negativas de que ocurra aquello que tememos. Así, alguien que
tenga miedo a salir a la calle, sentirá verdadero pánico si comienza a pensar
en que un balcón podría caérsele encima, en que un coche puede atropellarlo, en
que lo pueden asaltar, etc., etcétera.
Una manera eficaz de mejorar este aspecto es buscar
información sobre lo que da miedo para, luego, pensar en cómo podría resolverlo
uno mismo; no sólo calculando las posibilidades reales de que suceda, sino
minimizando las consecuencias negativas y maximizando las positivas. Es decir,
pensar en todo lo que yo puedo hacer para evitarlo y en mi fuerza para
solucionar lo que no puedo evitar.
Este enfoque ayuda a la persona fóbica a valorar los
conocimientos que posee sobre lo que le da miedo, desarrollando técnicas que
produzcan un “cambio mental”, lo que colaborará en la superación de su fobia.
En este sentido, la eficacia de la exposición reside en el cambio de creencia
sobre la amenaza que produce aquello a lo que uno es fóbico. Por esta razón, la
mejor manera de combatir las fobias es saber más sobre aquello que nos da
miedo.
OTRAS TÉCNICAS ÚTILES
Pero, la exposición directa al objeto o situación, así como
el conocimiento sobre ellos, no son los únicos métodos. A continuación, otros
que pueden ser útiles:
Exposición introspectiva: si la fobia está relacionada con
el temor a sensaciones internas –típico de la reacción fóbica-, puede ser útil
provocar esas sensaciones (imaginariamente y de forma gradual, para aprender a
no temerlas). Esto ha dado muy buenos resultados en pacientes claustrofóbicos
(que tienen miedo a los espacios cerrados).
Control del estrés fisiológico: se usa, sobre todo, en las
primeras etapas del tratamiento para que el paciente aprenda a controlar sus
reacciones fisiológicas de aversión (sudor, frío, palpitaciones, temblores,
ahogos, etc.). El terapeuta estabiliza los índices de ansiedad mediante
ejercicios de relajación, practicando la respiración diafragmática lenta, y
distrayendo al fóbico en los momentos en que va a tener un ataque de pánico, o
enseñándole a hacerlo solo.
Tensión muscular aplicada: útil para evitar desmayos
provocados por ataques de pánico. Consiste en acompañar la exposición a la
situación temida con la tensión voluntaria de los músculos del cuerpo, para
elevar momentáneamente la tensión arterial, ayudando, así, a evitar el desmayo.
La preparación consiste en sentarse en un sillón cómodo y tensar los músculos
de brazos, torso y piernas durante 10 a 15 segundos, hasta que se sienta la
sensación de calor en la cabeza. Luego, aflojar la tensión muscular y dejar que
el cuerpo vuelva a la normalidad por un minuto. Repetir este ejercicio 5 veces,
aumentando su práctica hasta llegar a hacer 5 series por día durante toda una
semana. Luego, empezar a usarlo para afrontar situaciones temidas.
PARAPSICOLOGÍA: LA TERAPIA DE VIDAS PASADAS
Como dijimos, algunas teorías esotéricas explican la fobia
como un trauma o una “relación no resuelta” con aquello a lo que se le tiene
miedo. Por este motivo, el fóbico no puede razonar sobre sus temores y no
recuerda el momento en que tuvo su primera experiencia traumática.
La terapia de vidas pasadas es un tratamiento
parapsicológico en el que el terapeuta induce a un estado hipnótico al
paciente, pidiéndole que describa, en estado de trance, las imágenes
espontáneas que surjan en su mente. Así, puede suceder que la persona hable de
gente y lugares que no conoce; datos recuperados de la memoria espiritual del
ser, de los que surgen sensaciones, sentimientos y pensamientos de otros
momentos de su existencia que han pasado a ésta por la incapacidad emocional
para resolverlos antes de morir.
La fobia se resuelve por medio de la catarsis (efecto
liberador) que el paciente siente al hablar de sus miedos. Es, entonces, que se
da cuenta de que la causa de sus miedos se encuentra en un pasado del cual no
tiene conciencia y al que puede acceder sólo por este método.
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